diciembre 4, 2024

Sobre la doctrina peronista y la visión de un nacionalismo no xenófobo y humanista

POR 

SANTIAGO ASOREY

Mientras el Gobierno de Javier Milei cabalga en la incertidumbre de la crisis económica y social, el peronismo se encuentra en un proceso de reorganización práctica y teórica que expresa debates profundos en todas sus aristas. ¿Qué es el peronismo? ¿Tiene doctrina? ¿Cuál es la cosmovisión de Perón? El vacío de la dirigencia peronista tras la derrota profunda frente a Milei abre todas estas preguntas.

Sobre el aspecto económico de lo doctrinario ya hemos escrito en otras ocasiones. En el apartado de hoy toca referirnos a la tensión que se plantea entre progresismo y peronismo, desde un aspecto doctrinario.

En Modelo argentino para el proyecto nacional (1974), el General define al movimiento a partir de un nacionalismo no xenófobo. Interesante para pensar en contraposición con los nacionalismos de otras latitudes con posicionamientos xenófobos, como en el caso de Europa y Estados Unidos.

Efectivamente, en sus fundamentos Perón define también en Conducción Política (1952) al justicialismo como “una filosofía de vida, simple, profundamente nacional, popular humanista y cristiana”. En síntesis, el peronismo expresa de esta manera una doctrina nacionalista no xenófoba y humanista. Por supuesto, que la visión clásica de Perón se encuentra profundamente distante de los fundamentos teóricos del progresismo europeo influido por la filosofía posestructuralista. Pongamos el ejemplo de Foucault, que recurre a Nietzche para poner en crisis la idea de lo humano y expone todo en el plano de la ausencia de la verdad (en esa visión todo es interpretado en clave de construcción histórica, plasmada en lo discursivo y en el entramado de micropoderes). No hay un modelo humanista como verdad sino distintas posibilidades de construcción históricas.

En este sentido, queda clarísimo que la doctrina peronista y el pensamiento vivo del General Perón no tiene nada que ver con el progresismo europeo.

Sin embargo, su nacionalismo humanista no debe ser confundido con nacionalismos de otras tradiciones. Resulta interesante ver al ex secretario de Comercio Guillermo Moreno realizar esta aclaración cuando expresa criticas durísimas al presidente del Salvador Nayib Bukele y su política penitenciaria en tanto dispone de una deshumanización de los presos. “Que se piensa que los presos no tienen alma”, explicó en variadas declaraciones públicas el presidente de Principios y Valores.

Es imposible soslayar en este punto la mención a Roberto Petinatto (padre) quien condujo los institutos penitenciarios del país durante el peronismo histórico y quien estableció en su perspectiva doctrinaria humanista una serie de reformas que incluyeron: mejoras en la alimentación y en la salud. Además, de fomentar actividades deportivas para las personas privadas de libertad.

En este marco, fue también creada la Escuela Industrial Penitenciaria con el objetivo de las que las personas privadas de su libertad tengan un acercamiento a las practicas de oficios. Así lo señala el compañero José Ponisco en una nota en AGENCIA PACO URONDO, “los historiadores del tema subrayan la actividad deportiva y la virtual transformación de la vida carcelaria. Abolición del clásico uniforme ´a rayas´ para presos y hasta se cuenta cuando Pettinato, en un motín célebre en ´la cárcel del fin del mundo´, como se la conocía a la Unidad Penal de Ushuaia, abordó sin armas al jefe de la rebeldía.”

Desde otra perspectiva, es necesario destacar la discusión en torno el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump. Preocupa ver algunos compañeros que se sienten referenciados en Moreno escuchar “a medias” al ex secretario de Comercio cuando revindica a Trumpo en el aspecto economico. Moreno define que Trump podría ser comprendido como “mitad peronista” en tanto sus políticas económicas se asemejan: administración de comercio exterior, proteccionismo industrialista, alimentos y energía económica para los trabajadores. Pero como bien explica Moreno, Trump no construye puentes sino que construye muros. De esta manera, la xenofobia del dirigente republicano genera distancia con el nacionalismo humanista y cristiano de Perón. Algo que seria interesante que muchos compañeros referenciados en Moreno recuerden.

Esta aclaración doctrinaria sobre la visión nacionalista, humanista y cristiana que mejoró profundamente la calidad de vida de nuestro Pueblo en su conjunto, vale también para los compañeros que cuestionan a Moreno y lo empujan a categorías ajenas al peronismo como “derecha o conservador”. Queda claro que la doctrina que busca la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Patria a partir de sus valores y principios permanentes se encuentran en un equilibrio distante tanto de los nacionalismos xenófobos (a la manera de Trump) como de los progresismos europeos posestructuralistas.

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