LOS MÁS RICOS 1
Tips para encarar una nueva relación: una breve historia de cada uno de los/as millonarios/as y sus familias y las principales empresas y actividades económicas en las que participa.
PAOLO ROCCA Y FAMILIA
Paolo Rocca se encuentra en el puesto número 3 del ranking de los más ricos de Argentina elaborado por Forbes para el año 2020. Detenta un patrimonio personal en torno a los USD 3.400 millones. Paolo Rocca y su familia son los principales accionistas del Grupo Techint, holding radicado en Países Bajos y Luxemburgo a través de una combinación particular de tipos societarios (fundaciones), que opera mediante sus subsidiarias y controladas en una variedad de países y en distintas ramas de actividad relacionadas a la industria de acero (mediante Ternium y Tenaris), energía (Tecpetrol), construcción (Techint Ingeniería & Construcción) y servicios de salud (Humanitas).
La familia Rocca se ha ocupado de complejizar su entramado societario de manera creciente con el paso del tiempo. El movimiento bisagra ocurrió en el año 2001, cuando desplazó su sede de Argentina a Luxemburgo, con la finalidad de adoptar una nueva figura, Stichting, que refiere a una fundación holandesa, sin fines de lucro y con impuestos cero. Con el tipo societario de una fundación radicada en una jurisdicción particularmente opaca (tal como lo determinan los trabajos de Tax Justice Network) es que comienza la fenomenal estructura societaria del grupo económico Techint que se extiende de forma diversificada e internacionalizada por distintas partes del planeta.
“¿Cuál es el nivel de gasto público que puede afrontar un país que quiere crecer? El nivel de carga impositiva impacta en las expectativas del sector privado”
(Paolo Rocca, 2020) (1)
Para conocer el origen de este conglomerado del acero hay que remontarse a la Italia de la Segunda Guerra Mundial. Como señala Julia Strada en su tesis doctoral (2), en 1946 Agostino Rocca (1895-1978) llegó a la Argentina gracias a los contactos con Torcuato Di Tella, luego de abandonar Italia y sus trabajos en Dálmine, la fábrica de tubos de acero sin costura donde llegó a ocupar el puesto de vicepresidente y el Instituto para la Reconstrucción Industrial de Italia, en el cual fue director delegado.(3) Techint Compañía Técnica Internacional SACI fue fundada por Agostino Rocca junto con su hermano Enrique Rocca, que se dedicaba a la construcción.
Agostino Rocca presidió la empresa entre 1946 y 1968, su hijo Roberto Rocca (1922-2003) lo continuó hasta 1993 (4) y luego traspasó la presidencia de Techint a uno de sus tres hijos, llamado como su abuelo, Agostino Rocca (1946-2001). Los otros dos hijos que Roberto Rocca tuvo con Andreina Bassetti, son Gianfelice Rocca y Paolo Rocca.
Paolo Rocca se desempeñó como vicepresidente ejecutivo de Siderca a lo largo de toda la década del 90. Con la muerte de su hermano mayor que se desempeñaba como presidente de Techint, Agostino Rocca, en un accidente aéreo en 2001(5), Paolo Rocca fue nombrado para reemplazarlo en el cargo. También desde el 2002 asumió como CEO de Tamsa y de Ternium, y director de la Corporación Financiera de Techint.
Desde los inicios, y más allá de la impresionante diversificación productiva que luego el Grupo desarrolló, la empresa más importante su nave insignia fue Dálmine Siderca, denominada de la misma forma que la empresa Dálmine en Bérgamo, Italia. Dálmine Siderca fue la primera fábrica de tubos sin costura de Sudamérica, cuya creación se remonta a 1954, con la instalación de Dálmine SAFTA en Campana, provincia de Buenos Aires. En 1962 y 1963 se construyeron la acería eléctrica y la central termoeléctrica, respectivamente, en el establecimiento fabril de Siderca SA, y en 1964 la fusión de ambas originó Dálmine Siderca SA. La integración vertical, objetivo de la familia Rocca, fue lograda en distintos pasos: en 1968 se instaló la planta de colada continua en la mencionada fábrica, en 1971 se produjo la primera ampliación de la acería eléctrica y en 1976 se construyó el muelle para minerales y la planta de reducción directa de mineral de hierro. Un año más tarde los Rocca produjeron la tercera ampliación de la acería y en 1978 tuvo lugar su cuarta ampliación, junto con la instalación de la segunda máquina de colada continua (Techint, 1996: 96-98). Al igual que la integración vertical que tuvo lugar en Acindar en 1978, entre 1975 y 1978 Dálmine Siderca invirtió cerca de USD 150 millones en ampliar la capacidad de aceración y laminación. Esta expansión tuvo, cinco años más tarde –en 1983− una segunda instancia en la cual la firma de los Rocca invirtió cerca de USD 600 millones hasta alcanzar una capacidad productiva de 670.000 toneladas anuales de acero bruto (Lozano, 1992, pág. 33-35).
El capítulo Siderca se completa con su empresa controlada en el mismo rubro de acero, Propulsora Siderúrgica, localizada en Ensenada, provincia de Buenos Aires, y abocada a la laminación de aceros planos, construida en 1969, amplió su capacidad en 1975. Además de Siderca y Propulsora, Techint se erigió como controlante de Siat, productora de tubos de acero con costura; Cometarsa, productora de estructuras metálicas y de calderería, y Tubos y Perfiles, comercializadora de productos siderúrgicos.
La década del 90 en Argentina significó para Techint una fenomenal oportunidad para participar del proceso de privatizaciones iniciadas por Menem. La privatización de SOMISA en 1992 y su adquisición por parte de la familia Rocca consolidó un proceso de concentración en la industria siderúrgica, con impacto a nivel nacional. Si Techint nació en Argentina a partir de la construcción de Dálmine Siderca en Campana y logró una importante expansión económica desde de la última dictadura, sin dudas el segundo momento clave para el Grupo fueron las privatizaciones de los 90, y lo reconoce la propia familia Rocca: “Techint comenzó a escribir un nuevo capítulo en su historia al formar parte del proceso de privatización de las empresas públicas” señalan las autoridades del Grupo en una publicación de 1996, al cumplirse su cincuenta aniversario (Techint, 1996, pág. 73). La enumeración de las exempresas públicas de las cuales Techint se convirtió en accionista mayoritario o minoritario resulta más que contundente: Entel, SOMISA, concesiones de peajes, Ferrocarriles Argentinos y servicios de electricidad con las privatizaciones de SEGBA.
La privatización de SOMISA fue el golpe mortal a la siderúrgica estatal luego de casi dos décadas de conflictos que tuvieron su inicio en la última dictadura cuando Martínez de Hoz aprobó las integraciones verticales de sus competidoras: Siderca y Acindar, lo que determinó una menor demanda de acero a SOMISA. Luego, en los 80 se desplegó una extensa campaña que denunciaba su exceso de personal y sus altos salarios. Es curioso que, antes de la venta de SOMISA, distintos interventores (entre los que se encontraban Jorge Triaca y María Julia Alsogaray) se ocuparan de “sanear” la empresa para entregarla con menos personal y menor conflictividad a los nuevos dueños.
La compra de la siderúrgica estatal es descripta como un hecho prácticamente circunstancial: “«Lo que son las vueltas de la vida», es una reflexión que surge espontáneamente para quienes conocen la trama intima del desarrollo de la siderurgia argentina” en las memorias del Grupo, luego de explicar que el mismo Techint había sido el constructor del Alto Horno Número 1 y también había sido parte del montaje de la central termoeléctrica en 1958 (Techint 1996, pág. 64).
El Grupo Techint, luego de comprar SOMISA, redujo sus sectores productivos en un proceso de especialización. Decidió abandonar la producción de palanquilla y laminados no planos como rieles y estructuras, lo cual determinó una especialización en productos planos y se avanzó, junto a la familia Acevedo, propietaria de Acindar, en la segmentación del mercado. Acindar se especializó en los productos no planos como alambrón y hierro redondo, Siderar (nuevo nombre de la ex SOMISA a partir de 1993) (6) se abocó a los aceros planos y, la favorita del Grupo, Siderca, se quedó con el monopolio de la fabricación de tubos. En los años siguientes el Grupo Techint fue adquiriendo las plantas de SIAT que fabricaban tubos con costura −ubicándolas bajo el ala del holding Tenaris, como Tenaris SIAT− y así completó su especialización en tubos tanto con costura como sin costura en el país (Strada, 2018: 96).
Luego de la privatización, el Grupo Techint adquiere otro volumen en el sector siderúrgico, como se ve en el siguiente cuadro.
Presencia del Grupo Techint en la producción siderúrgica
Empresa | Actividad |
Dálmine Siderca SA (1949; integraciones: 1976-1978 y 1983) | Tubos sin costura |
Propulsora Siderúrgica | Laminación en frío |
Siat SA | Tubos con costura |
Cometarsa | Estructuras metálicas y calderería |
Tubos y Perfiles | Comercializadora productos siderúrgicos |
Ex SOMISA – Siderar (1992) | Acero crudo y planchones, rieles y estructuras |
Entre la frondosa bibliografía existente en torno al Grupo Techint y su diversificación en la Argentina, luego de la división operativa en Tenaris y Ternium y su proceso de expansión global, se menciona, aunque otorgándole menor relevancia, la creación en 1998 de la empresa Exiros. Es fundamental resaltar esta decisión de crear una empresa para compras y gestión de contratistas a nivel global, no constituye un dato marginal, sino que permite comprender que, en el marco de la expansión, la tercerización era contemplada como un área de atención específica.
Durante la dictadura cívico-militar iniciada en 1976 existieron procesos represivos hacia trabajadores de Siderca en la localidad de Campana y también de Propulsora Siderúrgica, ubicada en Ensenada, empresa laminadora controlada también por Techint. Las investigaciones existentes señalan que la empresa Dálmine Siderca constituye un caso muy relevante de participación empresarial en el proceso represivo (Secretaría de Derechos Humanos, FLACSO y CELS, 2017: 287) (7). Sin embargo, el rol de Techint ha sido mucho menos difundido que otros ejemplos testigo de participación empresarial en la represión. Ello responde a dos factores principales. Por un lado, la campaña por parte de la dirección de la empresa y del Grupo Techint tendiente a deslindar responsabilidades por las desapariciones y asesinatos de sus trabajadores, y a atribuir la responsabilidad exclusivamente a las fuerzas militares, lo que ha vuelto más difícil la tarea de encontrar pruebas de la responsabilidad empresarial. Por otro lado, el papel central de la empresa en la ciudad de Campana en términos económicos, comunitarios y sociales, así como el poder económico del Grupo Techint, constituyeron factores de disuasión tanto para trabajadores de la empresa como para los familiares de las víctimas y los vecinos en general, que fueron testigos de la connivencia de la empresa.
A pesar de estas dificultades, es posible reunir una serie de elementos que prueban de manera contundente la colaboración de la empresa en el proceso represivo. Testimonios de trabajadores de la planta señalan la presencia de personal del ejército en la puerta de la fábrica con listados con personas “marcadas”, la contratación (a partir del golpe militar) de supuestos nuevos trabajadores que eran en realidad agentes de las fuerzas represivas, y la detención e intento de detención de trabajadores en la propia fábrica. Otro elemento referido es el hecho de que la mayor parte de los desaparecidos de la zona eran trabajadores con fuerte activismo gremial, entre los que se destacaban los obreros de esta fábrica en particular.
También fue la década del 70 un momento de transformación del Grupo, ya que muy tempranamente Techint inició un proceso de internacionalización que lo colocó como un actor de importancia a nivel mundial. En el año 1976 es cuando Alejandro Artopoulos (Artopoulos, 2006, pág. 9)(8) fecha “el inicio de su transformación”, en el momento en que Siderca exportaba tan solo el 11% de su producción. El proceso de aumento de las exportaciones se inició luego de la crisis de 1963 que había afectado a YPF, petrolera estatal argentina, y principal cliente. En 1988 pasó al 61% y llegó al 83% en 1993, momento en que inicia la extensión de la red global de producción. Entre 1976 y 2001 la productividad de Siderca se multiplicó por seis, pasando de 3,29 toneladas hombre a 22,83 toneladas hombre. Como segunda etapa, la expansión en los mercados externos comenzó durante la década del 80 y hacia mediados de los 90 la empresa se ubicó como el principal jugador en el mercado latinoamericano, con el control de TAMSA en México (en 1993).
En 1996 adquiere acciones que le permiten dirigir la operación de Dálmine de Italia, lo que simbólicamente significa el retorno triunfal de la familia Rocca a los orígenes. Con el control de TAMSA, Siderca se convierte en el mayor exportador de tubos sin costura en el mundo. Con la incorporación de Dálmine se convierte no solo en el mayor exportador sino también en el mayor productor en el mundo, alcanzando una capacidad anual de casi 2 millones de toneladas.
Posteriormente se celebró una sociedad con los japoneses de NKK, empresa que al poco tiempo fue adquirida por Techint (en el caso de NKK, los japoneses tienen el 49% y Tenaris el 51%). Luego Techint compró la planta Sidor (Siderúrgica del Orinoco), en Venezuela, la cual perdió luego de la estatización dispuesta por Hugo Chávez en 2009, aunque mantuvieron el control al 100% de una parte de la planta, TAVSA. Compraron, asimismo, plantas en Canadá (Algomatubes), y también en EEUU, Maverick en 2006 y un año después Hydril (9) –ubicada en Texas, y estratégicamente vinculada a la extracción de petróleo no convencional y a la fabricación de conexiones premium, al igual que la planta en Indonesia, SPIJ. También se expandieron hacia Colombia con la compra de Tubo Caribe ubicada en Cartagena y a Brasil con la adquisición de Confab, cuya parte del paquete es de USIMINAS y la otra de Ternium. Entre las últimas adquisiciones se encuentra una fábrica de Rumania (Silcotub) abandonada después de la caída de la URSS en 1989 (Strada, 2018, pág. 115).
Hacia los 80 la estrategia de posicionamiento centrada en la provisión de tubos de calidad parecía haber llegado a un límite en su penetración en los mercados externos, pero hacia el final de la década cambió el escenario y se pasó del paradigma de la calidad de la producción al paradigma de la innovación en los servicios y el liderazgo en tecnología, reformulándose el negocio para que permitiera pasar de un precio estándar de USD 400 la tonelada a los precios de los productos premium de USD 600 la tonelada (Artopoulos, A., 2006, pág. 5).
En suma, el Grupo liderado por Paolo Rocca adquirió empresas en Brasil, Canadá, Chile, Italia, Japón, México, Rumania, Venezuela, entre otros), formando parte de los grupos económicos locales que incrementaron de forma notable su presencia en el extranjero, mediante la adquisición de firmas, y devinieron en actores de peso internacional (Gaggero, 2015, pág. 21). De esta manera, no solo logró consolidar su presencia en los rubros de actividades que ya se desempañaba, sino que logró un alto grado de diversificación de sus inversiones hacia sectores estratégicos de la economía (Petróleo, generación de energía, servicios públicos, etc.).(10)
En paralelo al proceso de internacionalización, Techint llevó a cabo un proceso de reestructuración del diseño corporativo. Este proceso implicó la consolidación del Grupo con el formato actual. El holding Tenaris (división de tubos al interior del Grupo Techint, donde se ubica Siderca en Argentina) se creó el 30 de abril del 2001, fecha del lanzamiento en Houston de la nueva marca global y el 17 de diciembre de 2002 comenzó a listar en el New York Stock Exchange (NYSE). La empresa Tenaris está controlada por Techint Holdings, que posee 39,55% de su participación accionaria. No tiene una oficina central corporativa (headquarters) y posee domicilio social en Luxemburgo, cuatro oficinas corporativas “principales” ubicadas en Buenos Aires, México DF, Houston y Milán. Su CEO, Paolo Rocca, circula entre Argentina, Italia, México, Estados Unidos y el resto del mundo. La ubicación en el Ducado de Luxemburgo no es dato menor, ya que este país ofrece beneficios impositivos para las empresas holding, como exenciones impositivas a empresas tenedoras de acciones o exenciones de retenciones sobre dividendos de subsidiarias extranjeras o ganancias de capital por ventas de ellas.
En 2005, por su parte, tiene lugar la creación de Ternium, sociedad que se opera en los segmentos de acero y minería y que siguió los mismos pasos que Tenaris, ya que en un proceso similar la sociedad fue constituida en Luxemburgo. Igualmente, Techint Holding dejó de estar radicada en las Islas Caimán para instalarse en Luxemburgo con el argumento de una reorganización de sus sociedades.
Como resultado de la estructuración, hacia fines de la década del 2000 Techint era un grupo multinacional, con la mayor parte de sus inversiones fuera de las fronteras de Argentina. Alrededor del 85% de los activos de sus principales firmas, el 80% de sus ventas y el 57% de sus empleados provenían de 86 filiales en el exterior situadas en 27 países diferentes (Gaggero, 2015, pág. 25).
Actualmente, el conglomerado desarrolla sus principales actividades de negocios en fabricación de acero, aceros de planos y largos, energía, e ingeniería y construcción mediante sus principales holdings. Todas sus controlantes se encuentran radicadas en países con beneficios fiscales y resguardo de información para empresas holding −lo que dificulta la tarea de relevamiento−: Tenaris y Techint Compañía Técnica Internacional (Techint Holdings), Ternium, y Tecpetrol, que comparten sus accionistas y tomadores de decisiones (Prosperar, 2009)(11) y poseen un número significativo de filiales en el extranjero (Tenaris: 26 filiales en 14 países; Techint Compañía Técnica Internacional: 4 filiales en 4 países; Ternium: 53 filiales en 16 países; Tecpetrol: 3 filiales en 3 países).
En definitiva, el Grupo fundado por el inmigrante italiano Agostino Rocca y que hoy dirige Paolo Rocca construyó en los últimos 70 años más de 11.000 kilómetros de líneas de alta tensión y más de 2.000 kilómetros de caminos. Además de participar en la construcción de obras públicas, se introdujo en el negocio del petróleo, los teléfonos y la explotación del transporte ferroviario en la zona cerealera más rica de la Argentina (12). Controla a cuatro empresas que figuran entre las 150 que más venden en todo el país y factura USD 1.500 millones anuales solo en nuestro país.
Como trazos generales que se fueron desarrollando, la evolución del Grupo Techint es paradigmática como reflejo de las tendencias que se reprodujeron en el conjunto de la industria y de la estructura económica argentina (Strada, 2018, pág. 118). Entre ellas: Techint experimentó un proceso de concentración técnico-productiva y generación de economías de escala, con apoyo estatal a lo largo de la industrialización sustitutiva; participó como contratista del Estado en obra pública (la “patria contratista”); Techint tiene al día de hoy investigaciones y causas judiciales abiertas por su rol durante la represión de la última dictadura en los casos de los colectivos de trabajadores de Siderca y Propulsora Siderúrgica; Techint −al igual que otros importantes grupos económicos argentinos− tuvo participación en los procesos de privatización de empresas públicas; en términos laborales, durante la posconvertibilidad la tercerización se consolidó como estrategia predominante de división de colectivos laborales y disciplinamiento fabril, en continuidad con una temprana estrategia de incorporación de tecnologías flexibilizadoras de los planteles laborales; Techint consolidó un temprano proceso de internacionalización en el caso del Grupo Techint en sus holding Tenaris (2001) y Ternium (2005) y además realizó una reformulación de su configuración societaria, trasladando la radicación de sus principales empresas al extranjero, en países de baja tributación y que garantizan secreto fiscal respecto de los beneficiarios finales.(13)
La figura de Paolo Rocca, en la actualidad, es de extrema relevancia para la vida económica y política en Argentina. En principio, juega un papel importante en la conducción política de la clase empresarial en el país. En las últimas décadas sus declaraciones han sido siempre relevantes para la política, siendo el episodio más conocido la carta enviada a Cristina Fernández de Kirchner en septiembre de 2012, con fuertes críticas a la pérdida de competitividad industrial en Argentina:
a partir de la crisis mundial de 2008, y a pesar de que la industria argentina ha podido mantener una tasa de crecimiento superior a la de Brasil, sus indicadores de competitividad se han ido deteriorando (…) El incremento de los costos laborales, aún ajustado por el incremento de la productividad, ha superado la devaluación y este factor, en conjunto con una pesada carga tributaria, afecta la competitividad de las exportaciones industriales. He presentado los valores del costo horario de la mano de obra en nuestras instalaciones industriales en la región.(14)
Además, Rocca es recordado por no dejar entrar al luego ministro de Economía Axel Kicillof a la asamblea de Techint a pesar de haber sido nombrado director por parte del Estado (15). Y por la crítica del presidente Alberto Fernández a la decisión del Techint de despedir a 1.450 empleados al inicio de la pandemia.(16)