julio 6, 2025

SEFINÍ. La prisión de Alexia Abaigar confirma que, desde la proscripción de Cristina, se acabó la democracia tal como la conocíamos

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PorJuan José Salinas02/07/2025

Entre la detención de Cristina y la de Alexia Abaigar ¡y de su madre! hay una relación directa. Entre lo macro y lo micro. La Nación no tiene empacho en relacionarlas. Dejemos de hacernos los distraídos: la débil democracia recuperada en diciembre de 1983 finiquitó. Estamos en otra etapa. No se trata de una dictadura como las que hubo hace casi medio siglo, pero tampoco de aquella democracia, que fue degradándose y que hace mucho se pudrió en lo que hace a la judicatura, y en especial en lo que concierne al fuero federal de esta ciudad, todavía capital de la Nación.

Legisladores del Unión por la Patria, Frente de Izquierda-Unidad y Movimiento al Socialismo, ministros provinciales e integrantes de La Cámpora marcharon a Tribunales para exigir por la liberación de Alexia Abaigar.

Alexia está siendo víctima de un trato degradante, como si fuera terrorista, una asesina serial, por lo que es apenas, de comprobarse, una contravención municipal. Está acusada de dejar caca o bosta de vaca (no está claro) en la puerta de un socio de narcotraficantes que propone balear a los sospechosos de haber cometido delitos sin hesitar, salteándose el engorroso trámite de detenerlos y someterlos a debido proceso. Dicho de otro modo: formar escuadras de asesinos «justicieros» como los de la antigua «Triple A».

Ante lo cual, ningún fiscal  lo denunció: Fingieron demencia.

¿Acaso no se hicieron los distraídos respecto a las evidentes complicidades de altos funcionarios con el intento de asesinato de Cristina?

La prisión de Alexia la decidió (en su afán de caerle simpática a Patricia Bullshit) la jueza Sandra Arroyo Salgado la misma que fue socia de Stiuso, ex mujer del fiscal suicida y co-inventora de su supuesto  asesinato, «pista» a la cual después dejó imposible y porque de obcecarse en ella podía poner en riesgo su condición de jueza.

Arroyo Salgadi no sólo ordenó detener a Alexia, sino también mantenerla  incomunicada.

Como pretenden los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola, que quieren remitir a Cristina a una cárcel común, si es posible amordazada.

Hace dos años Horacio Verbirsky se refirió al «descaro de un sector de la Justicia al formular los alegatos en el juicio de la obra pública de Santa Cruz, con el surrealista dictamen de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola, el cual pasará a los anales del Derecho como la ignominia más brutal de una alicaída administración de justicia.»

Otra cosa: Quizá lo que parece haber hecho Alexia no haya sido lo más atinado. Quizá haya sido un arrebato individual, o de un pequeño grupo de compañeros, y no una decisión de la organización a la que pertenecían. Un acto en cierta manera desesperado. Pero, que quede claro, no seré yo quien lo condene. Pertenezco a un movimiento nacional y patriótico que cuando su líder fue depuesto y proscripto, utilizó todos, absolutamente todos los medios de lucha.

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